domingo, 26 de mayo de 2013

Duros, exigentes y feos tiempos; Leve, inconsciente y bella primavera



Hoy me he dado de bruces con esta contradicción: tras bucear en la prensa y no ver más que pruebas de la innoble condición humana; tras saborear el gusto amargo de los recuerdos de una semana donde los que quieren destrozar nuestra sanidad avanzan sin freno ni medida; tras reparar en cómo los años se acumulan y restan energías al inicio y al final de la jornada; y tras compartir un rato tierno pero melancólico con los ancianos frágiles que antaño fueron nuestros providenciales padres…  me he encontrado al salir a la calle con la primavera; por fin un sol franco, optimista y sonriente.

¿Cómo digerir este contraste? Mi tristeza con su alegría; nuestra miseria con su magnanimidad…

De pronto viene a mi recuerdo otro contraste; el del optimismo del buen salvaje que mira por los ojos de la naturaleza en plenitud, y a la vez se enfrenta a su deber cósmico y aplastante de responder a las expectativas morales de todo el mundo que le rodea…

Recurro al poeta

Si miro un poco afuera, me detengo
la ciudad se derrumba y yo cantando
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga
creen que lo digo todo
que me juego la vida
porque no te conocen, ni te sienten.

Gracias, Silvio; gracias primavera.

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