sábado, 31 de octubre de 2015

Sindicalismo sanitario de UGT en Madrid: cuesta abajo y pedaleando hacia el abismo



La historia no suele ser compasiva con quienes defienden burdamente sus posiciones, con los que se anclan evocando un pasado heroico y centenario, con los que tienen "miedo a volar", e incluso pánico a abrir la mente para que entren nuevas ideas, experiencias y realidades.

La Federación de Servicios Públicos de la Unión General de Trabajadores de Madrid, ha sacado un curioso comunicado, con el título de "UGT alerta sobre la moción de buen gobierno", que aprobó la Asamblea de Madrid por unanimidad el 22 de Octubre...

Este texto, paradigmático de una forma de entender la crítica sindical que aborrezco, me da pie a criticar a los críticos, y a deslizar algunas ideas sobre la orientación de estas valiosas políticas de cambio en la función de Gobierno sanitario.  

Sin tapujos: UGT se ha convertido en un sindicato muy miope: sólo parece ver lo que tiene delante de las narices, y lo que afecta al grupo de empleados más sólidamente anclados en la función pública, en el empleo de calidad, ... y en la propia "tecnoestructura" del aparato sindical. Siempre me ha parecido que el otro gran sindicato ha sido capaz de tener una visión más amplia, con más curiosidad por el mundo exterior y por el futuro; este comentario favorable a Comisiones Obreras no impide mis críticas a la reacciones igualmente miópicas en el caso de la "Gestión Clínica".

En todo caso, puedo disculpar parte de la estrechez de horizontes por la desconfianza en los gobiernos, ya que venimos de épocas en las cuales los trabajadores y sus sindicatos han sido objeto de ataques muy fuertes, prolongados e injustos. Pero sólo puedo disculpar una parte de la retranca y la suspicacia.

La UGT fué el sindicato donde militó mi abuelo Santiago en la primera mitad del siglo pasado; me contaba mi abuela Sofía que había asistido en Sahagún a los mítines del fundador Pablo Iglesias... El problema es que UGT se ha ido convirtiendo en un ave gallinácea, de corto vuelo, a la cual es difícil convencer de que los sistemas sociales precisan reformas para superar cambios históricos que no cabe negar ni obviar.

Mientras todo el mundo observa consternado en sanidad el cíclico descabezamiento de los directivos por cambios políticos o partidarios, este problema parece no inquietar a los inclementes sindicalistas sanitarios de UGT, cuya preocupación parece ser precisamente la contraria... "¿La profesionalización de la gestión generará una élite de gestores de difícil remoción?"  

¿Y si el coste de no tener élites es tener "GERENTES CORTESANOS" (directivos atentos a agradar al político de turno y cuya prioridad es que no haya ruido)?... pues parece que casi mejor... Estos Gerentes son menos competentes (no duran más que cuatro años y no pueden aprender bien el oficio), son más débiles (se les asusta haciendo ruido), no tienen ni poder ni autoridad suficiente, y por todo ello, resultan contrincantes más cómodos para el sindicalismo tradicional de trinchera, al ser más dúctiles y maleables.   

Los sindicalistas nórdicos del mundo de la empresa privada no entenderían fácilmente esta línea argumental; si su empresa tiene una dirección que no dirige, es posible que se vaya al abismo y se arriesguen los puestos de trabajo. Y en el sector público aún lo entendería peor, porque si los directores no dirigen, y se deterioran los servicios, una mala sanidad, escuela, o servicios sociales... erosiona la calidad de vida de los trabajadores. Claro... por eso es tan difícil hacer buen sindicalismo en entornos de complejidad, y también por eso hay que descartar el pensamiento simplón y lineal (barricadas entre ellos y nosotros).

Mientras toda Europa discute sobre la necesidad del Buen Gobierno, y los países más avanzados en la gestión de servicios de bienestar profundizan en estructuras que faciliten la rendición de cuentas a la sociedad, la trasparencia, la participación, la inteligencia en el control de la gestión, y las normas que reduzcan conflictos de interés, aquí se mira con suspicacia la idea de configurar escenarios de gobierno participativo y visible que module la excesiva jerarquía política y matice los altos costes de interferencia partidarios en la gestión. Parecen bobadas de profesores ingenuos y descarriados.

En medio de un conservadurismo feroz, surgen preguntas retóricas como balas... "¿Quién formará las juntas de Gobierno de los centros?, ¿Van a estar en esas juntas representados todos los estamentos?, ¿Qué cometido real y qué capacidad de acción tendrán esas Juntas?, ¿Cómo se van a elegir esos miembros?, ¿Quién los va a elegir?, ¿Qué papel le queda al gerente del centro?, ¿Y al resto de miembros de las direcciones?"

Porque estas preguntas, hechas en buen tono serían una excelente guía para adentrarnos en el rediseño de cómo debería ser la gestión de servicios públicos que deberíamos legar a la siguiente generación. Serían una invitación a pensar entre todos, sabiendo que no hay una única respuesta al enigma, y recordando que en teoría organizativa "NINGÚN MODELO GARANTIZA EL ÉXITO AUNQUE ALGUNOS ASEGURAN EL FRACASO". Por eso me atrevo a contestar las preguntas retóricas con lo que NO SE DEBE HACER...

1- En las Juntas de Gobierno deben estar los que gobiernan: la CIUDADANÍA; no los trabajadores sanitarios, que por definición están a su servicio. Gobierna el dueño, no el empleado; los profesionales y demás trabajadores ASESORAN o PARTICIPAN, pero no gobiernan. Ni siquiera el GERENTE debe estar con voto en la reunión; él también es un empleado; un empleado singular, porque es el nexo ejecutivo entre lo que se establece en la Junta de Gobierno, y lo que se organiza y desarrolla en el centro sanitario después.

¿Quién representa a esa CIUDADANÍA?: excelente pregunta, para la que caben muchas respuestas y también procede hacer ensayos diferentes: por supuesto está el poder político elegido por los ciudadanos para gestionar los servicios públicos, materializado en la Consejería de Salud, la Gerencia del Servicio de Salud, y los directivos funcionales de la red sanitaria que han de desarrollar sus tareas (económicos, personal, etc.).

Es lógica en nuestra tradición institucional que los ayuntamientos participen.
Pero sería muy bueno que incorporáramos miembros no ejecutivos (al estilo de los británicos "non executive members") en forma de nombramiento de una serie de ciudadanos que combinen una pertenencia a la población con una capacitación, experiencia, prestigio e independencia que les permita incorporar una visión ajena pero experta a gobierno y al control de la gestión. Es curioso, pero no es tan importante quién los nombra (¿el parlamento regional?) sino que una vez nombrados crean una dinámica que facilita la rendición de cuentas y la reducción de la interferencia política.

2- Tras lo anterior, la segunda pregunta se responde sola; no van a estar representados todos los "estamentos", porque ninguno lo estará. Para la representación estamental están otros cauces, que posiblemente haya que reforzar o renovar... pero no es este el debate de Gobierno, sino en todo caso de Gestión.

3- La elección de los miembros, el quien y el cómo, es un buen debate; pero es una discusión subsidiaria de a de hacer o no hacer órganos colegiados de gobierno...

4- ¿Qué papel le queda al GERENTE y al resto de DIRECTIVOS?; curiosa pregunta para gentes ilustradas del sindicalismo de clase, que tienen amplia presencia en el mundo de la empresa... parece difícil de creer que no se sepa distinguir entre las tareas de una Junta de Gobierno  / Consejo de Administración, y las de la dirección ejecutiva y funcional...

En fin, digamos brevemente que la Junta se reúne periódicamente para orientar, controlar y corregir el rumbo de la organización, y los directivos ejecutivos son los que de 8 de la mañana a 8 de la tarde deben velar porque la nave siga la singladura marcada por el gobierno de la misma. Siguiendo el símil marinero, el armador y el capitán... ¿acaso no manda el capitán del barco cuando este zarpa?... precisamente lo que queremos es separar funciones y restaurar la autoridad y poder de los gerentes y directivos para que mejoren la estructura, organización y funcionamiento de los hospitales y centros de salud, y que lo hagan desde la atenta mirada de la ciudadanía, para evitar despotismo, autoritarismo y separación del interés general.

CUALQUIER TIEMPO PASADO FUÉ MEJOR, parece la enseña de este enfoque de la la Federación de Servicios Públicos de UGT-Madrid. Y como muestra de este conservadurismo que ya parece insertado en el genoma, el texto reseña sus primeros hallazgos tras un " análisis concienzudo" del alcance de estas medidas:

1- "En primer lugar, si hablamos de buen gobierno, es inconcebible que en ningún caso se haya tenido, antes de su presentación y aprobación, ningún contacto con los representantes de los trabajadores".

¡Caramba!: ya estamos con lo de que nadie ha contado conmigo... Me parece que esta línea argumental está tan gastada que no merece comentario. Es una pataleta multiuso, porque siempre se puede aducir, ya que nunca una idea o proyecto puede nacer contando simultáneamente con todos desde su primera concepción.

Pero... por parte del PSOE de Madrid no es una boutade que se improvisó; el que quiera lea el Libro Blanco de la Sanidad de Madrid, y las iniciativas de José Manuel Freire a lo largo de la pasada legislatura... Ya sé que son muchas páginas y es incómodo documentarse; pero es lo que tiene la vida... si la montaña no viene a Mahoma..., y por lo tanto el que quiera enterarse que se entere, y no ande lloriqueando de que nadie le dijo nada.

En todo caso, habrá muchísimas posibilidades para participar en el debate de los órganos de gobierno de las instituciones, donde es seguro que todas las aportaciones profesionales y sindicales tendrán una excelente acogida (sobre todo si son aportaciones y no lamentos o trabas dilatorias).

2- "En este texto inicial no se recoge en absoluto la menor referencia autocritica al funcionamiento de las últimas décadas, sus problemas crónicos de funcionamiento y los continuos ataques a sus profesionales con la clara intención de debilitar el sistema para posteriormente ofrecer la solución en forma de gestión “exterior”.
Supongo que esto de la autocrítica será para el Partido Popular; y bien que debería de hacerla; pero no entiendo porqué precisamente aquí haya que exigirlo, justo cuando el conjunto de grupos parlamentarios fuerzan a seguir otra vía diferente al nepotismo y la privatización... Esta línea argumental entra dentro de los misterios de la retórica postmoderna que no alcanzo a comprender (y que conste que no me atrevo a afirmar que sea verborrea para rellenar espacio y para meter al final de clavo la palabra-sospecha de privatización).

3-" La presentación de una moción de estas características ... no debería ser aprobada en un periodo que, aunque en teoría no afecte a esta Comunidad, no se le escapa a nadie que las elecciones al parlamento nacional están en la mente de todos"
¡Vaya!; el análisis "concienzudo" va produciendo argumentos cada vez más atolondrados: no hay que pensar nada hasta que no pasen las elecciones generales... ¿porque nuestra mente está ocupada por esta convocatoria? Creo que en este país, que nos pasamos la vida en medio de elecciones, no podemos formular sin rubor estas cláusulas suspensivas que podríamos aplicar casi cada año...
La situación de la sanidad de Madrid es muy mala; toca reconstruir lo que se ha destruido, y para ello no cabe andar ni esperando ni a Godot, ni al séptimo de caballería... O lo empujamos nosotros o no se avanzará. Inteligencia y energía...
4) "Es cierto que la moción en si es solo un comienzo de lo que finalmente pueda ver la luz, y es eso precisamente lo que a la Federación de Servicios Públicos de la Unión General de Trabajadores de Madrid le preocupa, el desarrollo final de la norma legal que recoja todas estas iniciativas y donde, dependiendo del resultado, puede haber consecuencias de difícil reversión y frente a las que nos opondremos con toda nuestra fuerza".
En este contradictorio párrafo, la primera parte que parece pedir disculpas por avanzar tantas críticas a algo tan embrionario, pero sirve para cargar la escopeta de la segunda parte, donde ya amenaza con una oposición brutal... dependiendo del resultado. Menos simpatía por este nasciturus no se puede tener...


Vista esta patética deriva, parecería que UGT tiene una tarea enorme para reconstruirse internamente y para buscar el retorno los cuadros valiosos que se le han ido alejando en estos años. Tengo en la mente uno de los expertos más relevantes e influyentes en sanidad, amigo de Nicolás Redondo, buen conocido por Cándido Méndez, que en 2005 intentó vanamente que su sindicato UGT participara con CCOO en el proyecto de propuestas de reforma de la sanidad, cuyo documento central fue un libro que abajo reseñamos... Por protagonismos y miserias humanas de este estilo no fue posible... y de esos barros vienen estos lodos.
Repullo JR,Oteo LA,editores.Un nuevo contrato social para un Sistema Nacional de Salud sostenible. Barcelona: Ariel; 2005. p. 183-98

Pero toca rehacer el camino; aunque ya sabemos que sacar la pata es mucho más difícil que meterla...



domingo, 11 de octubre de 2015

Para profesionalizar gerencias sanitarias y hacer gestión efectiva, necesitamos ORGANOS COLEGIADOS DE GOBIERNO

Aunque lo llamativo ahora es el tema de la "profesionalización" de la gestión sanitaria (cambios de gerentes tras los cambios políticos), estoy persuadido de que sin cambiar la estructura de gobierno no se puede realmente profesionalizar la gestión. 

Porque los gestores ejecutivos (gerentes y directivos de alto nivel) deberían ser nombrados y cesados por procedimientos formalizados, meritocráticos y trasparentes, ... pero no de forma individual y discrecional por el Consejero de Salud... sino por un órgano colegiado de gobierno, al cual debería rendir cuentas: incluso si la Consejería de Salud se asegurara mayoría de decisión de nombramientos, el equilibrio sería diferente, y se crearía un nuevo esquema de funcionamiento.

Por eso quiero hablar hoy de los Consejos de Gobierno (o Administración), como alternativa clave para mejorar la gestión pública sanitaria... y como cimiento para basar un auténtica profesionalización de la función directiva sanitaria. 


Un órgano colegiado de gobierno es una estructura de orientación de la gestión y de rendición de cuentas de la misma ante a sociedad (y no sólo a los jefes políticos); puede establecerse según el modelo organizativo en:  un hospital, una red de hospitales, un área de atención primaria, o un área de gestión integrada hospital-primaria.

El órgano colegiado de gobierno supone una descentralización de poder jerárquico de la administración sanitaria a favor de una estructura que incorpora observadores y controladores, externos a la propia disciplina institucional de la Comunidad Autónoma, y que guarda una clara independencia con la estructura gestora operativa, profesional y sindical de los centros sanitarios.

El objetivo es generar un interfase institucional que obligue a una rendición de cuentas más eficaz, genere visibilidad y transparencia externa, y sirva como instancia próxima para aconsejar las decisiones organizativas importantes. Insistimos: para gobernar hace falta autoridad y poder, lo que pasa es que existe mucha desconfianza de la base con los cuadros directivos sanitarios. Se puede y se debe recuperar un tipo de autoridad que rinda cuentas; y una estructura colegiada de gobierno puede servir de guía y apoyo a la Gerencia ante dilemas de decisión, para que el habitual sesgo local se contrapese con el interés general de la población.

Un Consejo de Gobierno, bien diseñado, debe incorporar tanto instituciones (ayuntamientos) como asesores expertos de la población a la que sirve el hospital (los británicos les llaman "miembros no ejecutivos" del Consejo); miembros activos, que han de estar también en algunos comités de seguimiento de la gestión y los servicios del centro sanitario.

El propósito final es reducir los costes de influencia burocráticos y los costes de interferencia políticos, que son siempre muy complicados de manejar en instituciones públicas, especialmente cuando hay distancias cortas entre el que nombra los cargos y los cargos nombrados, y cuando la cultura de evitar el ruido y el escándalo hace que los gestores queden inmovilizados ante las amenazas de conflictos o de acusaciones en medios de comunicación.

Este modelo es un tanto lejano a la cultura de "ordeno y mando", y también a la del "botín electoral" (¿no hemos ganado las elecciones?... pues ponemos gerentes de nuestro partido en todos los hospitales!!!).  Pero puede ser una alternativa al perverso e ineficiente "statu-quo" actual, donde hay una cíclica pérdida de capital directivo y una permanente erosión de la capacidad de decisión y de gestión; y, sobre todo, que es incapaz de afrontar los retos (y conflictos) que implica la sostenibilidad interna de la sanidad pública.

Y no se trata de participación: hay otros cauces para canalizar que la voz de los empleados, que la asesoría experta de los profesionales del centro, o que las aspiraciones y quejas de los pacientes y usuarios se hagan visibles y emerjan en la agenda de gestión. Se trata de gobierno, de órganos colegiados que orientan, apoyan y corrigen la función directiva.

Y que además, colaboran en salvar a los políticos de sí mismos: ¿cuántas veces un responsable político o institucional debe nombrar a un gerente cortesano más por enchufes de partido que por su competencia... y lo sabe?... y desearía no poder hacerlo para no  lastrar y condicionar su propia gestión con alguien que no vale, y que además no va a parar de corto-circuitarle para conseguir por arriba lo que no obtiene por abajo. 

La leve cesión de poder e influencia en los Consejos de Gobierno le libera de una gran parte de la carga, le protege de sí mismo y sobre todo de los suyos... sobre todo si realmente se quiere proteger para gobernar de acuerdo al interés general.

¿Cuándo hacerlo?: pues ahora; ahora toca; al rebufo de las reflexiones sociales y políticas sobre la regeneración democrática de la sociedad española. Y aprovechando que los cambios políticos están generando retos de renovación directivas en un contexto altamente positivo, ya que hay muchas personas en la meso-gestión que acumulan experiencia y competencia;  pero, sobre todo, porque en la micro-gestión hay un gran capital de facultativos con formación y experiencia en gestión clínica y dirección médica, que pueden claramente crecer para ocupar el vacío de la meso-gestión.

Ya no pasaría como en los años 80, en que una cohorte de adjuntos de hospital, con más entusiasmo por el cambio sanitario, que conocimientos, profesionalidad o prudencia, asumieron el gobierno de los centros sanitarios... el creciente capital de competencias directivas y organizativas que acumulan médicos y enfermeras "de bata" permite pensar en reemplazos generacionales para muchos gerentes cortesanos "de corbata", que pueden haber quedado quemados por el fuego cruzado del adaptacionismo cortesano y la pulsión de hacer cosas sin hacer ruido ni dejar rastro...

¿Buen tema para un Pacto de Estado?... o siquiera para un grupito de trabajo de eso que llaman pomposamente "Consejo Inter-territorial del SNS"?




jueves, 8 de octubre de 2015

El Senado y las prisas de fin de legislatura desvelan la servidumbre del gobierno con las aseguradoras privadas y la “Big Pharma”: ¿engrasando la puerta giratoria?

Al final de las legislaturas vienen las prisas, y se desvelan las preferencias ideológicas: 

Rajoy y Mas, parece que dejan un momento aparcada la guerra de naciones, y llegan a un rápido consenso para atender a reivindicaciones históricas del seguro privado y la Big Paharma.

La siguiente reseña periodística es suficientemente clara y directa: por cada persona que suscriba un seguro privado, el presupuesto público le regalará 500 euros; y la política de fomento de genéricos, que con tanta dificultad ha avanzado, ya no gozará de ninguna preferencia de dispensación en caso de igualdad de precios frente a las marcas.

Las primas de seguros de salud serán deducibles en el IRPF. La enmienda sale adelante en el Senado gracias al apoyo del PP y CiU.

Las primas de seguro de enfermedad satisfechas por el contribuyente serán consideradas gastos deducibles en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), tal y como expresa una enmienda transaccional a los Presupuestos de 2016 apoyada por el PP y CIU en el Senado.

Además, establece que el límite máximo de deducción será de 500 euros por persona o de 1.500 para los miembros de la familia que tengan discapacidad.
Esta enmienda y otras dos del grupo catalán fueron incorporadas ayer en el trámite de ponencia de la Comisión de Presupuestos de la Cámara Alta junto a un conjunto de enmiendas de carácter técnico presentadas por el PP.

Las otras dos enmiendas introducidas ayer,  se refieren a la ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios y afectan a la identificación de los genéricos así como a sus precios. Así, cuando la prescripción sea por principio activo, el farmacéutico dispensará el medicamento de precio más bajo de su agrupación homogénea.


Me surgen tres preguntas:

1- ¿Han retocado las autoridades económicas el escenario presupuestario enviado a Bruselas para compensar estos regalos tributarios y sobrecostes de factores de producción?.. No es de extrañar que las autoridades económicas europeas miren con desconfianza y perplejidad los presupuestos super-extraordinarios que se aprueban en el minuto final de la legislatura. Quizás si vemos los regalos a los empresarios amigos, empiecen a entender la extraña lógica de esta compulsión presupuestaria.

2- ¿Para qué demonios queremos al Senado?: no es cámara de segunda lectura, sino la vía torticera para colar de forma menos visible y apartada del escrutinio público temas relevantes y con grandes repercusiones políticas y económicas. Cada vez más gente hace cálculos de lo que nos ahorraríamos prescindiendo de este cementerio de elefantes que nos sale tan caro.

3- Y no dejo de pensar (por esta y por otras legislaturas) que muchas de estos favores finales pueden correlacionarse estadísticamente con la ulterior recolocación de cuadros políticos desplazados por malos resultados electorales, y que migran al mundo de la alta asesoría de empresas (¡ojo, por su indudable talento!): la llamada puerta giratoria. 

Ya se sabe: hoy por ti, mañana por mi… estas hermandades tienen nombres mucho más feos en otras latitudes. Ah... quería decir presuntamente... ¿o no?


domingo, 4 de octubre de 2015

La vanidad criminal de los bombardeos selectivos y los daños colaterales: barbarie, todo barbarie...

Mi sentimiento está hoy con los 19 sanitarios muertos en un remoto hospital de Kunduz, allá al norte de Afganistán. Sepultados por las bombas de la aviación norteamericana, pero no sólo por ellas.

Primero, sepultados por nuestra ignorancia culpable: nuestra tremenda capacidad de no mirar a otros lugares para no sufrir, para mantener nuestra confortable alienación. Ojos que no ven, corazón que no siente. Menos mal que siempre hay algunas personas que con su generosidad redimen al género humano.

Pero los hay mucho más culpables: los que viven la relación entre naciones y pueblos como una guerra soterrada; que mueven todas las fichas para consolidar el poder; que salen como depredadores a conseguir materias primas, consumidores para sus productos, o incluso, usuarios de sus armas obsoletas y amortizadas para uso en interminables conflictos regionales.

Pero ya no estamos en la época de los imperios, donde las cañoneras británicas, o las tropas norteamericanas adscritas a United Fruits, iban a quitar y poner gobiernos... a estilo de la gran ofensiva de Estados Unidos sobre Panamá o sobre la isla de Granada...

El mundo desarrollado genera un gran nivel de entropía, que hasta ahora se ha evacuado al mundo pobre (tercer o cuarto mundo). Así se desprende de la basura, de la contaminación, de la violencia más descarnada... La enorme asimetría de poder y conocimiento ha permitido intercambiar "limpiamente" productos por beneficios.  Más tarde, en un rizo de sofisticación, ya ni siquiera los productos industriales... sólo el diseño o los "productos financieros", que no contaminan... China, India, Brasil... se van convirtiendo en las grandes fábricas del planeta.

Pero el mundo se hace pequeño; en lo ecológico, en lo comercial, en lo político, en lo industrial, en los trasportes, en las migraciones... Y la entropía se derrama y vuelve al mundo que se desprendió de ella tan cínicamente. Las fronteras se desdibujan: el virus del Ébola salta continentes; africanos, sirios y mejicanos migran imparablemente al norte; las guerras regionales impiden la extracción de recursos y se convierten en malos negocios para el capitalismo (a excepción del sector armamentístico); el conocimiento se difunde y permite que lejanos y atrasados países empiecen a competir en productos cada vez más sofisticados; internet y los medios de comunicación nos ponen cada día las atrocidades del mundo delante de nuestros ojos... la entropía que creíamos haber desechado limpiamente a "otro lugar" nos vuelve como bumerang y mostrando el verdadero rostro del nuevo equilibrio del capitalismo post-moderno.

En medio de la Primera Guerra Mundial, en 1915 y desde la prisión, Rosa Luxemburgo lanzó su famosa frase: "socialismo o barbarie" (que ella cita como de Engels). Está claro hacia donde ha ido el mundo. La barbarie es lo que estamos sufriendo. Un mundo donde no mandan los que parece que mandan; y donde no hay ni siquiera un orden criminal que articule el mundo de los económicamente poderosos: Lehman Brothers y la crisis subsiguiente de gobernanza en las empresas y en los bancos nos muestran un pavoroso "!sálvese quien pueda!" en el desgobierno del capitalismo tardío.

Los gobiernos, para parecer que gobiernan sin afrontar costes políticos, han decidido intervenir "limpiamente" en zonas donde se desborda la barbarie a través de ataques aéreos presuntamente selectivos. Es la culminación de la desvergüenza, pretenden que sus aviones y drones solamente persiguen malvados acreditados o silos militares bien localizados por los satélites; y parece como si esta simple pretensión les liberara de la culpa de la destrucción brutal que provocan: ¿daños colaterales?

Como cita el periodista Jesús Vicioso Hoyo, "la décima parte de las bajas en conflictos bélicos en los primeros años del Siglo XX fueron víctimas civiles. En la I Guerra Mundial , los no combatientes supusieron un 5% del total de muertes, porcentaje que alcanzaría el 66% en la II Guerra Mundial. En apenas un siglo, las cifras se han invertido. Actualmente, entre el 80 y 90% de los fallecidos en conflictos bélicos son personas desarmadas"

Me llama mucho la atención un tema aparentemente menor... la vanidad criminal de todos los que se acaban creyendo esta historia de los "bombardeos selectivos" y desprecian de facto los "daños colaterales" como algo que no debería haber ocurrido, pero que en ningún caso empaña la virtud de la intervención principal; obviamente, hay una consternación por las víctimas (especialmente si son de piel blanca, de bata blanca, o salen muy nítidas en el telediario de la noche), que dura tan poco como la promesa de una "comisión de investigación"... ¿alguien recuerda el resultado de estas comisiones... o alguna medida de responsabilidad sobre los autores de los desastres?

Ni los ingenieros, ni los estrategas, ni los pilotos... parecen capaces de entender que es simplemente imposible dirigir sus instrumentos hacia "el mal" (tal y como a ellos se lo definen los políticos): la vanidad les ciega, y no son capaces desde las alturas de ver a la gente a la que le caen los proyectiles... pero esa ceguera es demasiado conspicua para no ser criminal...

¿Qué tal promover que la ONU prohíba los ataques militares aéreos por siempre... y en toda situación que no sea de guerra abierta entre países? (esto último porque lamentablemente la guerra, incluso la más "civilizada" es siempre un genocidio de baja intensidad, donde da igual lo que se legisle...).

Es interesante citar un suceso de agosto de 1985: Paul Bregman, que fue el navegante del bombardero B-29 que arrojó una bomba atómica sobre Nagasaki el 9 de agosto de 1945, se ahorcó... en su casa de Los Ángeles. Los familiares de Bregman, de 60 años de edad, declararon que se encontraba aún en una profunda depresión por su participación en el holocausto y que había anunciado que se iba a suicidar en el 40º aniversario.

El efecto criminal de nuestras acciones u omisiones no es tan evidente ni culposo como el del navegante del avión que trajo la muerte directa a 75.000 habitantes de Nagasaki. Pero las trazas de responsabilidad nos llegan a todos en mayor o menor medida.


Pobres compañeros de Médicos Sin Frontera ... tan solos ellos para redimir a un todo un mundo bárbaro y degenerado.