lunes, 23 de febrero de 2015

Los electores socialistas de Madrid entierran sin duelo a Tomás Gómez... ¿demasiado socialdemócrata para su gusto?


La interpretación de las encuestas parece ser un arte mágico sólo apto para iniciados. Sin embargo hay cosas que a simple vista parecen claras… que el PSOE mantiene una dinámica sostenida de descenso hacia la zona gélida de menos del 20% de los votos; y que PODEMOS va consolidándose un templado suelo del 20% (lo que parece impensable en un producto político de recientísimo diseño y que aún está diseñando su estructura y sus programas sectoriales).

Parece que el electorado del PSOE está desalentado; en Madrid se ha buscado un golpe de efecto destituyendo al anterior candidato Tomás Gómez; en el gráfico que El País de forma contumaz incluye para enterrar bien enterrado a éste líder al que siempre maltrató y contra el cual se confabuló, es posible observar un curioso fenómeno…

Los irreductibles votantes del PSOE parece que se han desprendido de Tomás sin ningún duelo (72% frente a 18%). Sin embargo los nuevos votantes de PODEMOS son los que tratan con mayor compasión al anterior dirigente socialista. Podría postularse que Tomás Gómez es percibido como “más de izquierda” por los que están a la izquierda, y que, por el contrario, el electorado del PSOE en Madrid está situado mucho más al centro, y tiene unas raíces más conservadoras y menos socialdemócratas que sus anteriores dirigentes.

Esta es una parte del problema: desde hace años es esencial para el socialismo español tener una buena piel de cordero socialdemócrata (ovejas nórdicas las mejores) para ocultar un núcleo económico y político que forma claramente parte del status-quo (que conste que no digo la casta).

En tiempos de bonanza no hay problemas; en tiempos de durísima crisis la sala de las clases medias se va vaciando y suena el eco del discurso escindido; y también se corre el riesgo de que un cordero socialdemócrata se crea el propio discurso, y piense, por ejemplo, que no hay derecho a que a la gente la echen de sus casas, o que hay recortes en servicios públicos, o que haya que hacer auténtico praxis progresista con la fiscalidad o los bancos… 

Total, que aunque lego en la interpretación de encuestas, me atrevería a sugerir que los electores socialistas más fieles no han tenido ningún problema para enterrar a Tomás Gómez; al hacerlo sin aparente duelo pueden estar escenificando su enorme disciplina ante los líderes nacionales y el periódico que los sustenta y modula; y también desvelando su preferencia ideológica hacia zonas poco reformistas y más acomodadas del espectro político. 

Cosas veredes …

domingo, 15 de febrero de 2015

Los problemas de gobernar sin desviarse ni corromperse: ¿se puede salir vivo del intento?


Todo el que haya ido a una reunión de vecinos sabe de la dificultad que entraña consensuar los problemas, y mucho más acordar soluciones.

Los humanos somos seres sociales de muy imperfecta socialización. Muchas cosas deben decidirse colectivamente, pues rebasan la esfera de las decisiones particulares; y cuando esto ocurre queda en evidencia tanto la enorme "biodiversidad" de las personas (diferencias en talento, gustos, preferencias, visiones, afinidades...) como las inevitables fricciones entre individuos ante cualquier decisión que afecta a todos.

Estas fricciones o incluso choques, se pueden deber a que lo que beneficia a unos, perjudica a otros (win-lose), como también porque los costes de una acción y sus beneficios no se reparten de forma homogénea.

A esto se añaden suspicacias tan irracionales como omnipresentes: recuerdo que un presidente de mi comunidad de vecinos, recién nombrado por sorteo, expresó por cortesía que intentaría hacerlo lo mejor posible, y le saltó el presidente anterior recriminándole por afear su anterior mandato: "estás insinuando que yo lo he hecho mal?"

El material humano es éste; y por ello la función de gobierno (como la de educar niños) puede llegar a ser desesperante e ingrata. Este es un primer problema: si la tarea es ardua debería estar socialmente facilitada, prestigiada y recompensada para que pudiera atraer a un amplio elenco de personas (talentos y sensibilidades diversos que enriquezcan las decisiones colectivas).

En los viejos tiempos no había mucho problema: reyes y caudillos asumían el poder gracias al ejercicio de la violencia (heredada o renovada); y en torno suyo cristalizaba una corte cooptada que acompañaba las decisiones de gobierno, actuando como élite extractiva. 

En el ocaso del "ancien regime" del absolutismo, la revolución francesa con el impulso de la nueva burguesía urbana impulsa modelos nuevos de participación en torno a la idea de soberanía popular. Las luchas obreras desde el siglo XIX introducen sindicatos y partidos políticos de izquierda (primero revolucionaria y luego socialdemocrática) que intentan alterar el modelo anterior en beneficio de los más desposeídos.

Decían los anarquistas que el poder es corrosivo (Bakunin: "Ejercer el poder corrompe, someterse al poder degrada"); además, el poder económico se va retirando a un segundo plano, articulando diversos mecanismos para influir en las decisiones democráticas; este poder en la sombra se agiganta con la globalización, y pasa a anidar en grandes corporaciones transnacionales que pueden arruinar a países, comprar medios de comunicación y destrozar gobiernos. La falta de un poder mundial lleva a que el capitalismo de casino y los movimientos especulativos acaben alterando el funcionamiento general de la  economía y casi todos pierdan (lose-lose), aunque algunos lobos puedan salirse con la suya.

El pueblo reacciona cuestionando las instituciones y el juego político cuando el escenario se torna adverso: ocurre que cuando una amplia mayoría de las clases medias participa de las migajas de los "pelotazos" se suele jalear a los políticos que han traído el maná a corto plazo...; pero cuando llegan las vacas flacas surge la impugnación y el "no nos representan"; y si además se empiezan a conocer y exhibir las desmesuras, ilegalidades y robos de la etapa anterior, el cuestionamiento de políticos y responsables institucionales se hace universal y ciego. Y se generaliza el clamor por llenar de controles la plaza pública, desproveer a los políticos de ventajas y privilegios, y exigir que cualquier imputación (investigación) lleve a su separación de los cargos.

¿Qué personas van a querer participar en una actividad degradada, bajo sospecha, y con márgenes de actuación ridículos para enfrentar problemas complejos y controvertidos?; además, en época de vacas flacas, ¿cómo evitar mensajes demagógicos y sin embargo ganar unas elecciones? Churchil se atrevió a prometer en mayo de 1940 un programa de gobierno consistente en " Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor" (blood, toil, tears and sweat). ¿Alguien se atrevería ahora?

Aquí lo habitual es prometer medio millón de puestos de trabajo, escuelas, hospitales y subsidios antes de las elecciones, para decir al día siguiente de alcanzar el gobierno que las cuentas públicas y la economía están mucho peor de lo imaginado, y que hay que trazar un nuevo programa de austeridad...

Mi abuela Sofía de Sahagún, que en su infancia escuchó algún mitin a Pablo Iglesias (el fundador del PSOE y la UGT), me cantaba esta canción...
Cuando son las elecciones / nos ofrecen las escuelas / y un nuevo pozo artesiano/ en medio de la plazuela. / Las escuelas no se hacen/ y el nuevo pozo tampoco / siempre vienen engañando/ cuando nos piden el voto...

Nos encontramos pues en una encrucijada; renegamos de la política y exigimos caras nuevas, siglas nuevas, e historiales intachables. Y programas de gobierno que no engañen y que sean capaces de abrir un futuro colectivo para todos.

El problema no está en la exigencia; está en las personas e instituciones reales con las que contamos. Por ejemplo, los partidos políticos... aunque les llamemos de otra forma, son estructuras caras y pesadas; susceptibles de manipulación; hay que financiarlas y hacerlas funcionar; y hay que poner en marcha procesos internos de decisión que no pueden dejar satisfechos a todos (como en una comunidad de vecinos).

Los nuevos políticos no son ángeles o elfos que caen del cielo o de la montaña. Son (como todos) frágiles individuos que han tenido que sobrevivir en una sociedad poco meritocrática y basada en el clientelismo y las redes familiares y de amistad. Lo sabe cualquier joven que busca empleo y mira el currículum como una pérdida de tiempo.

Por eso es tan fácil tirar del hilo con poco que se investigue y encontrar trampas de superviviente que pueden agrandarse y presentarse como una "nueva casta". Y a eso se han dedicado sin duda en este año...

Eso no significa que no sean "pecados", pero la milenaria iglesia ya distinguía entre veniales y mortales. No puede ser lo mismo la financiación de más de dos décadas del PP, que la de un programa de radio, por mucho que en éste se hubiera atraído de forma irregular o ilegal algunos fondos extranjeros. No puede ser lo mismo el mangoneo de contratos municipales para dar trabajo a gente conocida, que los falsos encargos de trabajos que por muchos millones nunca tuvieron contraprestación alguna. Y no puede ser lo mismo trampear con una beca fuera del lugar donde debería hacerla el investigador, a llevarse sumas inimaginables de dinero a paraísos fiscales con un click de ordenador.

Pecados veniales y mortales. Pero los primeros no dejan de ser pecados. Y valorados en sus justos términos deben dar lugar a medidas de corrección.

Creo que el debate debe reorientarse. Plantear más énfasis en las reglas de gobierno que promueven  una gestión eficaz y minimizan la posibilidad de desviación del interés general.
Rendición de cuentas + trasparencia + participación + inteligencia + honestidad. Las cinco grandes variables de los principios de Buen Gobierno.

Y una coalición política que pueda plantar cara a los poderosos, para restaurar el interés general. Una coalición que sea consistente con los valores de justicia e igualdad ante la ley, aunque duelan: porque no sólo los poderosos se aprovechan del statu quo... todos y cada uno de nosotros gozamos de privilegios que no estamos dispuestos fácilmente a ceder por bien de la colectividad.


Mucha tarea; en buena medida la que le corresponde a la siguiente generación. Espero que por el bien de todos que la joven generación pueda ser más íntegra, ejemplar y efectiva que la que hoy se está eclipsando sin haber sabido reaccionar ni regenerarse. 

sábado, 7 de febrero de 2015

Boina de contaminación en Madrid: nada que ver con la falacia ecológica, sino con la falacia política

Encuentro esta curiosa referencia en el pleno de la Asamblea de Madrid 5 de febrero de 2015, en un momento de debate acalorado entre el telegénico diputado socialista Carmona y el recién estrenado Consejero de Salud Maldonado:  

El Sr. CONSEJERO DE SANIDAD (Maldonado González.- “Desde los escaños.”): Muchas gracias, señor Presidente. Señor Carmona, voy a empezar mi intervención por el final. Por cierto, señor Carmona, debo decirle que ha formulado usted su pregunta a este Consejero, epidemiólogo de formación, y me habla usted de unos estudios que aseguran que se han producido 2.500 muertos en Madrid por culpa de la contaminación.

Pues déjeme decirle -y a los alumnos de la Escuela Nacional de Sanidad- que dichos estudios son tan sesgados como erróneos. De hecho, los alumnos de la escuela incurren en un error común en el ámbito epidemiológico conocido como falacia ecológica, es decir, tratar de trasladar las estimaciones realizadas del nivel ecológico a un nivel individual.

¡Me encanta que la epidemiología se ponga en primera línea de playa parlamentaria! Al menos subimos el nivel habitual del parlamentarismo madrileño... vayamos al asunto de la contaminación y las falacias...

La falacia ecológica consiste en atribuir a los individuos datos que corresponden a la población: por ejemplo, que todos los españoles tenemos una renta de 30.000 $... cuando la realidad es que no todos tienen esta renta...

Un poco más complejo: imaginemos que comparamos la Obesidad de un país Subsahariano, uno europeo y en Estados Unidos... resultaría probablemente que la mayor renta se asocia con mayor obesidad; eso sería verdad para el nivel de comparación de poblaciones: la desnutrida África, la contenida Europa, y la consumerista Norteamérica, marcarían medias diferentes. Aunque atribuirlo causalmente a la renta sería un error: como mucho asociación, o correlación... Pero podemos cometer también un error llamado FALACIA ECOLÓGICA, si la correlación entre OBESIDAD y RENTA la aplicamos a los individuos: "cuanto más rico más gordito"...

Porque si lo miramos a nivel individual, resulta que tanto en EEUU como en Europa (dudas en África), ocurre que la obesidad se acumula en los estratos con mayor desventaja social... al existir una provisión de alimentos amplia, y al ser los menos saludables más baratos, resulta que se produce la correlación en sentido inverso: "cuanto más pobre más gordito".  Si esta correlación cierta pretendemos atribuirla a la comparación entre países, caemos en un error, llamado FALACIA ATOMISTA (la contraria que la falacia ecológica).

Otro ejemplo: los países de mayor renta tienen más mortalidad por accidentes de vehículos a motor; pero dentro de cada país, son los conductores más pobres los que más se accidentan (vehículos más inseguros y peores condiciones personales y viales). 

Por si quieren ponerse a estudiar... http://jech.bmj.com/content/54/5/367.full.pdf+html   

¿Qué ocurre con la contaminación atmosférica? Que actúa poblacionalmente, tanto en picos como con efectos acumulativos; y si nos movemos en el plano poblacional, a través de comparaciones podemos atribuir con validez científica suficiente, niveles de exposición a contaminantes con niveles de sobre-morbilidad y sobre-mortalidad... al compararlos con otros países  o regiones, o al establecer comparaciones en series temporales (con nosotros mismos a lo largo del tiempo) para ver si los incrementos y picos en valores se relacionan con problemas de salud.

Por supuesto que los estudios ecológicos tienen (como todos los observacionales) muchos peligros de sesgos y errores (no sólo de las falacias ecológicas); para eso está la buena ciencia y las revistas científicas... Y las aulas de la Escuela Nacional de Sanidad, donde se forman alumnos de salud pública y epidemiología que combinan el pensamiento científico con el compromiso ciudadano y social. Los estudios multinivel ayudan mucho... 

Señor Maldonado... no hay ninguna falacia ecológica en afirmar que si la boina de contaminación de Madrid se asocia activamente con sobre-morbilidad y sobre-mortalidad en patologías biológicamente plausibles... será precisamente dicha boina la principal sospechosa y candidata al "premio a la causalidad".

Al menos sería prudente tomar medidas para que las cifras de exposición bajaran a lo
s niveles recomendables por las agencias internacionales... pero sin trampa, que eso de cambiar o anular medidores no vale...




miércoles, 4 de febrero de 2015

Cuando ser radical empieza a ser la única opción prudente y razonable


Tras cuatro años de políticas sanitarias devastadoras en Madrid, la Consejería de Salud nos regala con una campaña de “información” sobre las bondades de lo que queda después de haber pasado el huracán provocado por ellos mismos.

Es decir: con el dinero de todos, el gobierno de Madrid se hace autobombo, y de paso le ahorra un dinero al Partido Popular para la campaña electoral en marcha.

Debería dar vergüenza hacerlo; particularmente a los políticos populares de Madrid, que con las Gurtel, Púnica, y otras ayudas financieras, ha jugado siempre sucio y con ventaja en esto de la propaganda política (por no hablar de la presunta compra de diputados).
Pero no son ellos los únicos pecadores, aunque sí los que me pillan más cerca, y también posiblemente los más conspicuos y contumaces.

La tendencia a usar la “información” a los ciudadanos como propaganda política es parte del paisaje a todo lo ancho y largo de la piel de toro. Se supone que este dinero que se gasta es para que los ciudadanos se enteren de lo que acontece en la vida social. Incluso si nos venimos arriba, cabe decir que se trata de cumplir con la obligación de rendir cuentas y ser transparentes…

¿No era esta la función de los medios de comunicación?; pero, para mayor perversión, resulta que los medios reciben dinero por publicar los panfletos y soflamas publicitarias (que les salvan de la ruina), a la vez que los periodistas mendigan declaraciones y respuesta a sus inquietudes y dudas en ruedas de prensa sin preguntas o con entrevistados en pantalla de plasma.

Como no nos sabemos controlar, y esto de la información institucional parece que acaba siendo un vehículo de propaganda y control político de los medios, parece que lo más prudente y razonable es plantear un nuevo esquema:

QUE LOS GOBIERNOS INFORMEN EN SUS BOLETINES Y PÁGINAS WEB
Y de ahí tanto ciudadanos como periodistas acceden a lo que los gobiernos e instituciones quieran contar.
Y NI UN SOLO EURO A PUBLICIDAD Y PROPAGANDA INSTITUCIONAL
Y que lo dediquen a otras necesidades sociales de mayor impacto; incluso una parte puede ir a fomentar el periodismo profesional e independiente en las aulas de las facultades y en instituciones académicas y científicas de comunicación.

Creo que en este caso, ser radicales es lo más sensato y prudente, precisamente para detener la insensatez y actuación temeraria de unos gobiernos y unos medios que han mostrado su incapacidad para auto-controlarse.

Lo mismo ando pensando en otros muchos temas… ¿reformar el Senado?... ¿o lo más prudente y sensato es simplemente extinguirlo como dinosaurio obsoleto que ha mostrado su inconmensurable levedad y su carísima inutilidad…