sábado, 19 de julio de 2014

Carta a un niño de 11 años de sus profesores en la escuela de Barrowford... un poco de imaginación para un mundo más humano

Un tweet viral ha traído a mi orilla esta maravillosa carta de unos profesores de un remoto colegio británico.
He hecho una traducción bastante a mi aire...

Querido Charlie Owen:

Te adjuntamos las notas de tus exámenes de test. 

Estamos orgullosos de tí, pues has demostrado un gran compromiso y has dado lo mejor en esta complicada semana.  

Sin embargo estamos preocupados porque estos tests no siempre evalúan aquello que hace que cada cual de vosotros sea único y especial.

Las personas que elaboran estos tests no os conocen de la forma en que lo hacen vuestros profesores, ni ciertamente como os conocen vuestras familias.

Ellos no saben que muchos de vosotros habláis dos idiomas. Ni que sabéis tocar un instrumento, bailar o pintar.  Ellos ignoran que vuestros amigos saben que pueden contar con vosotros, o que vuestra risa puede hacer brillar el día más triste. 

Ellos no pueden conocer que escribís poesía, o canciones, que practicáis deportes, que os preocupáis por el futuro, o que a veces cuidáis a vuestro hermanito a la salida del colegio. No tienen ni idea de que habéis viajado a un lugar maravilloso, o que sabéis contar una estupenda historia, o que os encanta pasar el rato con familiares y amigos especiales.   

Ellos no pueden saber que eres un tipo digno de confianza, amable o reflexivo, y que tu intentas, cada día, ser mejor y mejor...

Las notas que has sacado te dicen alguna cosa, pero no te hablan de todo. Por lo tanto, disfruta de tus resultados y siéntete orgulloso, pero recuerda que hay muchas formas de ser inteligente.



Emociona la sensibilidad de profesores que realmente se creen en que su función es la educación de seres humanos (y no sólo la enseñanza de materias). La madre de Charlie, el niño de 11 años, se echó a llorar emocionada con la carta; yo me he sentido también muy emocionado, y se la quiero dedicar a mis hijos... 

http://www.today.com/parents/test-scores-will-not-tell-you-everything-read-viral-letter-1D79933379



sábado, 12 de julio de 2014

Teorema de la demora exponencial de los trámites administrativos; y el peligro para los servicios públicos.


La racionalidad funcionarial choca con la realidad; lo que parece lógico y ordenado en el mundo administrativo se atasca inevitablemente cuando se intenta poner en marcha. Max Weber seguro que si viviera la jungla burocrática de hoy se arrepentiría de su hagiografía de la burocracia funcional como paradigma de la racionalidad.

Sin embargo, la teoría del caos y la complejidad ayuda a entender porqué las organizaciones y las personas no funcionan como las líneas de montaje de una cadena de producción industrial.

Se pueden coordinar millones de operaciones siempre que individualmente sean sencillas, invariantes y ligadas al determinismo mecánico; pero en cuanto hay la más mínima sombra de variabilidad, interacción o inestabilidad, cada iteración puede dar resultados inesperados y sorprendentes.

En los trámites administrativos, cualquier resultado inesperado o sorprendente supone un retraso inexorable del procedimiento. Y cada retraso exige una nueva gestión: se precisa un sherpa que guíe los trámites y un peón caminero que quite las barreras de la senda.

Por eso cuando uno lee en el boletín oficial una nueva reglamentación con alambicados y lujuriosos trámites donde un procedimiento debe ser enviado a unos, consultados a otros, aprobados, supervisados, intervenidos, fiscalizados, etc... por muchos otros... pues simplemente que las cosas no avanzan, no progresan, se atascan, ... y es necesario llamar, interesarse, presionar, ver cómo va el expediente...  un inmenso caudal de tiempo y energía empleados... ¿dilapidados?

Pues posiblemente buena parte de los trámites administrativos no vale para mucho; porque buscan garantías formales que no siempre son reales. Si pretenden prevenir la corrupción... esta se cuela por todas las rendijas de presión para desatascar un expediente; si pretenden que se cumplan requisitos ambientales, de género, de impacto en salud, etc. con mucha frecuencia los trámites son obviados con informes ad hoc o de conveniencia, o simplemente ignorados con cortocircuitos de trámite de urgencia.

Pensando en ésto, se me ocurrió formular una teoría en línea con el crecimiento exponencial de los retrasos según se incorporan trámites a los expedientes administrativos: he aquí la tabla del TEOREMA

Teorema de la demora exponencial de los trámites administrativos.


(número e = 2,71828183)


Número de Trámites
Tiempo en días
Ejemplo
0
                1,0  
Yo mismo decido y lo hago Ya
1
                2,7  
Tengo que consultar a mi jefe directo
2
                7,4  
Mi jefe a su vez debe consultarlo
3
             20,1  
Hay un tercero que lo visa o interviene
4
             54,6  
E incluso un cuarto que debe dar el ok
5
           148,4  
Imagine un convenio con trámites duplicados ... 


 Imaginen ahora estos trámites en servicios personales; cuando un ciudadano espera un subsidio, una plaza en una residencia, una prueba en un hospital, una consulta... ¿inaceptable, no?... Pues por eso muchos defendemos dos cosas:

1- Reforma profunda de la función pública: menos BOE, y más CONOCIMIENTO, DESCENTRALIZACIÓN Y PROFESIONALIZACIÓN DE LA GESTIÓN

2- Marco más ágil para los servicios personales, y en particular, para los SANITARIOS, donde el control procedimental y administrativo debe acomodarse a un sector profesional: más hablar de resultados y menos de trámites.

Si pudiéramos hacer estos cambios, la gestión pública podría exhibir con igual o mayor honradez que la actual un perfil de efectividad, eficiencia y calidad ante el ciudadano mucho mayor; y mayor posiblemente que el sector privado... 





martes, 8 de julio de 2014

¿Hay aún razones para políticas de paridad en la sanidad?: debates en la red.

En un cruce de tweets ha surgido el desencuentro habitual sobre la paridad, o las políticas de discriminación positiva.

Una de las opiniones (femenina) impugnaba desde el ámbito sanitario la priorización por sexo, y clamaba por la meritocracia y nada más ("que se busque lo mejor y punto"). Otra (masculina) añadía que la discriminación nunca era sólo positiva, sino que también era negativa ("yo creo que siempre tiene un lado negativo").

Confieso que nunca fui muy activo en la defensa de este tipo de políticas; posiblemente porque desde el sector sanitario el tema lo vemos mucho más normalizado... la feminización de las profesiones sanitarias en la enfermería es secular, y en la medicina ya está asentada. Claro que tenemos problemas de meritocracia y sesgos, pero se remiten mucho más al problema de mal gobierno político que al de patriarcado cultural (que también lo hay).

Pero estos dos comentarios me dan pie a dos reflexiones: buscar lo mejor + prioridad positivo-negativa.

BUSCAR LO MEJOR: no es fácil definir lo mejor; especialmente si lo que hay que juzgar tiene muchas dimensiones y atributos; pensemos en un coche... o en  una paella... o en unos pantalones... o en un corte de pelo... Ahora lo extrapolamos a instituciones (¿mejor servicio de neurología?), o a personas (¿mejor médico del año?). La variabilidad proviene de las múltiples dimensiones a juzgar, del peso que les demos, de cómo lo medimos, de la información con la que contemos, de su validez y fiabilidad, y de las preferencias de los que han de emitir los juicios.

Desde nuestra tradición meritocrática (que se inicia con un examen MIR, y avanza hacia el concurso-oposición de estatutario) aspiramos a que todo en la medicina avance del mismo modo. Pero ojo con las extrapolaciones: el MIR sesga unos talentos específicos, las oposiciones con frecuencia consolidan ventajas obtenidas con largos interinajes, y finalmente, aunque todos estos filtros meritocráticos abonan la calidad científico-técnica, el buen profesional ha de demostrar su efectividad, calidad y humanidad en las distancias cortas, y ante el paciente.

Bien: por esto hay que tener cuidado con formular de forma muy simple lo de "buscar al mejor"; hay muchas holguras, y en estas puede colarse el sesgo dominante: el de género (normalmente como techo de cristal para las mujeres), el de familia (parientes, conocidos, redes sociales, etc.), el ideológico (camaradas y compañeros políticos de fatigas), etc.

PRIORIDAD POSITIVO-NEGATIVA: Es verdad que cualquier priorización positiva para un colectivo desplaza una negativa similar para los no incluidos. Pero esto pasa siempre: no encontraremos una política social (ni un medicamento) que no tenga efectos adversos; por lo tanto se trata de un trade-off, un toma y daca, que afecta cuando tomamos decisiones... ojo... e incluso cuando no las tomamos.

En efecto: el status-quo toma decisiones silentes por todos nosotros. Hay prioridades implícitas cuando no hay prioridades explícitas; hay agendas dominantes que se acaban imponiendo; hay políticas incluso cuando no hay políticas. Si un sector culturalmente margina a las mujeres (o por etnias, o por edad, o por religión o por ideología...) el no hacer nada supone hacer algo.

Lo cierto es que los pecados por omisión suelen ser menos graves que los de acción; incluso el primum non nocere nos lo dicta: si no sabes bien qué hacer, no hagas nada... por el momento; la omisión culposa o maliciosa es diferente: es la inacción del que no quiere saber porque algo en el fondo le beneficia, aunque es capaz de percatarse de que no es del todo justo ni correcto.

Por lo tanto, tenemos un escenario incómodo: como decía la canción... "me matan si no trabajo, y si trabajo me matan... siempre me matan". No hay forma de eludir la decisión ni de dejarse algún jirón de la piel en este tipo de dilemas.

Lo peor es que algunas compañeras de viaje, que han demostrado su competencia y han conseguido reconocimiento de la misma y progresión profesional o jerárquica, miran desoladas a otras mujeres que usan el ascensor de la paridad para subir a la estratosfera sin escalas intermedias: la política y los partidos políticos dan un mal ejemplo sobrado. Pero que no se pongan nerviosas ni molestas (o no demasiado): el juicio importante es el de los pares; de la gente que nos rodea; y estos, hombres y mujeres, saben bien quién ocupa una silla por mérito y quién por morro.


En todo caso, creo que mientras exista un sesgo cultural debe haber una tensión en las políticas públicas en dirección contraria. El debate se desplaza al cómo actuar. Y este sí que está complicado... 

miércoles, 2 de julio de 2014

Lo farmacéutico y lo asistencial deberían ir unidos, también para los inmigrantes


El mundo al revés...

Julio Sánchez Fierro, vicepresidente del Consejo Asesor del la Ministra de Sanidad, y persona muy (pero que muy) influyente en el Paseo del Prado, tiene un dinamismo enorme, que le permite cubrir tanto funciones institucionales, como ayudar al mundo de la industria farmacéutica a vencer las resistencias de la administración a aceptar innovaciones terapéuticas. Dado que en tiempos de crisis puede haber contradicción, el papel de Jano Bifronte es curioso y meritorio.

En unas declaraciones contra las barreras a la innovación y al acceso a medicamentos (con un claro aroma de críticas a los heterodoxos andaluces), parece que hace esta curiosa afirmación...

... lo farmacéutico y lo asistencial no son factores de gasto aislables entre sí, y hacerlo tiene consecuencias para los pacientes... 

Y a mí lo que se me ha venido a la cabeza son los inmigrantes sin papeles; a este colectivo se le ha dejado con una cobertura mínima (urgencias...) en la que no se incluye el medicamento: es decir, el diagnóstico de una infección, o una diabetes o una fractura entra, pero no el antibiótico, la insulina o el anti-inflamatorio. También se ha desfinanciado un buen paquete de medicinas habituales, y se ha puesto un copago que para los no pensionistas no tiene techo mensual de aportación...

Osea, que curiosamente la acción del Ministerio de Sanidad desde 2012 ha sido la de desvincular sistemáticamente asistencia de medicamentos; hasta el punto de que en el Real Decreto Ley 16/2012 se ha mandado los servicios clínicos a un grupo de prestaciones (cartera básica común), y la prestación farmacéutica a otros grupos (llamado "cartera suplementaria").

En definitiva; o bien el Sr. Sánchez Fierro ha cambiado de opinión, o bien no le han hecho mucho caso en el Ministerio, ... o es capaz de deducir del mismo principio conclusiones diferentes.

Qué bien vendría una buena explicación.

No sé porqué a mí me viene insistentemente a la memoria la frase citada por Tony Judt... esa que dice que ES DIFÍCIL QUE UN HOMBRE ENTIENDA ALGO CUANDO SU SUELDO DEPENDE DE QUE NO LO ENTIENDA.