viernes, 31 de enero de 2014

Los médicos ¿deberíamos ser más democráticos y menos corteses?... en contra de la DEFERENCIA


El British Medical Journal hace una breve glosa del libro de Peter Gotzsche, cuyo título habla por sí mismo:  Deadly Medicines and Organised Crime: How Big Pharma Has Corrupted Healthcare 


No me he podido resistir a hacer una traducción libre (muy libre y por frases) de un par de párrafos de la presentación... siquiera sea para facilitar su difusión.

Y lo he hecho, en buena medida, porque yo mismo he encontrado que con demasiada frecuencia me pierden las buenas maneras con gente importante y poderosa... aunque cada vez veo más claro que no hay ninguna razón para concederles excesiva importancia o sumisión alguna; ahí arriba hay mucho menos talento y mérito del que creemos. Y esto vale también para quien puede empezar a mirarnos a nosotros mismos (los más yayos) con demasiada deferencia.

¿Porqué hemos permitido la medicalización de la normalidad y el avance del sobre-diagnóstico y el sobre-tratamiento?
• Por supuesto que Gran Farma y Gran Medicina tienen conflictos mutuos de interés que nos han enfermado.
• Pero… hemos seguido guías y actuado como nos han indicado, incluso cuando sabíamos que no deberíamos haber confiado en los que se presume que son, o son llamados, “mejores”
• Nuestra deferencia profesional nos condiciona a aceptar la jerarquía.

• Pero el estatus y la posición no deberían importar.

• La “deferencia” se refiere a obediencia, conformidad y exigencia de respeto.
• Pero la deferencia no es inteligente, y además es complaciente, arrogante, y venenosa para el pensamiento libre y la innovación.
• Las armas de la deferencia son los títulos, premios, medallas, batas, trajes de gala, arte, lenguaje, academis, calificaciones, instituciones prestigiosas, publicaciones, pronunciación distinguida, buenos modos, saber estar…
• Tenemos una elite internacional intocable y distante, que se denominan expertos, junto con empresas de comportamiento no ético.   
• La deferencia significa que las voces de muchos son ocultadas por las de estos pocos.
• La deferencia es un instrumento autoritario de opresión intelectual que nos impide preguntarnos “por qué”.

• Nosotros, “don nadies”, médicos normales de hospitales y centros de salud, necesitamos cuestionar, desafiar y rechazar colaborar en esto.
• Echar abajo la ortodoxia y promover la democracia profesional intelectual. No tenemos nada mejor. Todas nuestras opiniones cuentan.
• Respeto… por supuesto; deferencia … claro que no.
• El juicio contra la deferencia queda visto para sentencia. 

1 comentario:

  1. Cierto, Repu. Con demasiada frecuencia las buenas maneras y el exceso de educación o de prudencia han conducido a una sumisión bastarda y complaciente que puede haber contribuido en alguna medida a llevarnos hacia esta situación tan indeseable, contraria a todas luces al necesario espíritu crítico que debe caracterizar a la investigación y al progreso. La pregunta siempre debe ser: ¿Que pasaría si...?

    Saludos.

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